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DISSERTAZIONI DI DOTTORATO
2008-09

BADIOLA SAENZ DE UGARTE José Antonio

La voluntad de Dios Padre en el evangelio de Mateo

(Mod.: Prof. Klemens STOCK)

La razón de ser de la tesis tiene su origen en las conclusiones que suscitaba el trabajo de lectio coram, defendido el 16-1-2006 en el PIB. Allí aparecía con nitidez que “hacer la voluntad del Padre” era más que la confesión de la fe y el ejercicio de obras, que podemos considerar como “misioneras”. Esto nos llevaba a focalizar nuestra mirada en las 6 recurrencias del término thelēma en el evangelio de Mateo (6,10; 7,21; 12,50; 18,14; 21,31; 26,42 y las perícopas correspondientes), que siempre está puesto en relación con Dios Padre y en labios de Jesús. El término thelēma forma parte del “vocabulario preferencial mateano”, es decir, pertenece al campo semántico del evangelista. Por esta razón, nos ha parecido oportuno trabajar con el método sincrónico de análisis del texto, en el contexto propio del evangelio, siendo consciente de los límites metodológicos, pero también de su idoneidad como complemento basilar de otros métodos. La tesis va presentando los cambios progresivos que se suceden en cada recurrencia de thelēma, para hacer comprender cómo la expresión “voluntad del Padre” va cargándose de sentido gradualmente, hasta alcanzar un climax en la última recurrencia, donde Jesús se abandona a los designios de Dios Padre para aceptar su destino humano de pasión y muerte.
     En el capítulo primero, centrado en Mt 6,10, la expresión se encuentra inserta en la primera parte del Padrenuestro. Es como la presentación de una idea-eje que recorrerá todo el evangelio y con la que el evangelista quiere vehicular una idea específica. La “historia” comienza en un texto en el que se nos invita a situarnos en la onda divina, para poder recibir de Dios, que es Padre, todo lo que una voluntad paterna puede desear para sus hijos. La “historia” comienza en un ámbito de Gracia y salvación. En el capítulo segundo, dedicado a Mt 7,21, se producen cambios significativos. El principal es el cambio de verbo: del genēthētō, “que acontezca”, de 6,10 se pasa a una voluntad que debe ser hecha (ho poiōn) por los discípulos. La tensión narrativa aumenta cuando se comprueba que ese “hacer la voluntad” del Padre no coincide con, o supera a, las perspectivas religiosas habituales (creer y hacer obras misioneras). Ahora la voluntad de Dios es algo que tenemos que hacer, que compete a nuestro comportamiento ético. El tercer capítulo se dedica a Mt 12,50 y el cambio significativo afecta a los que deben hacer esa voluntad del Padre: para poder realizarla es preciso ser “discípulo” de Jesús. En esta perícopa, lo importante no es que los discípulos sean “madre, hermanos o hermanas” de Jesús, sino que ellos, en tanto que discípulos, son los únicos que están en condiciones de hacer la voluntad del Padre. Se establece el discipulado como condición de posibilidad para el cumplimiento de la voluntad de Dios. El cuarto capítulo, centrado en Mt 18,14, es un texto relevante porque, por primera vez, se nos dice algo más concreto de la voluntad de Dios Padre (ya no se utiliza el verbo ginomai, ni el verbo poieō, sino el verbo eimi). Volvemos de lleno al designio salvador del Padre, que no quiere que se pierda “ni uno solo de estos pequeños”. La entrega pastoral en la misión tiene como fundamento el ejemplo de Jesús y descansa también en una voluntad decididamente salvadora de Dios Padre. En el capítulo quinto, dedicado a Mt 21,31, la voluntad es la del padre de dos hijos que protagonizan la parábola que Jesús dice a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo (primera vez que no habla a los discípulos de la cuestión central de la tesis). La interpretación habitual de la voluntad de Dios mantenida por los jefes socio-religiosos de Israel es completamente deslegitimada, mientras que se rehabilita en el camino hacia el Reino a grupos marginados (publicanos/prostitutas). El último capítulo, que se detiene en Mt 26,42, supone el climax de la expresión. El mismo Jesús, el Hijo, se entrega de forma absoluta e incondicional a su destino de pasión, entendido en clave de realización de la voluntad divina. El evangelista nos propone, pues, un ejemplo supremo a seguir por los discípulos y la comunidad: la entrega martirial en el seguimiento de Jesús.
     La expresión “voluntad del Padre”, pues, supone un itinerario existencial espiritual para todo discípulo de Jesús y la comunidad de la que es transparencia. Un itinerario cuyas etapas tienen como origen y meta la confianza en la salvación ofrecida por Dios Padre y el ejemplo supremo de Jesús; un itinerario que exige la responsabilidad ética de los discípulos, en una entrega pastoral incondicional para evitar la perdición de cualquiera; un itinerario, en fin, que deslegitima otros caminos y otros estilos de comprender y actuar la voluntad de Dios.